Al Qaeda, sin Bin Laden, sigue siendo una amenaza para Occidente 20 años después del 11S
El grupo terrorista de Al Qaeda sigue siendo una amenaza para Occidente dos décadas después de perpetrar los atentados del 11S en Estados Unidos. Utilizó cuatro aviones comerciales para los atentados de aquel fatídico día y provocaron casi 3.000 muertos en una nación que nunca había sido atacada en su propio suelo. Su amenaza sigue latente a pesar de la guerra contra el terrorismo iniciada por George W. Bush y la muerte de su líder, Osama Bin Laden, en mayo de 2011.
Su líder desde entonces es el egipcio Ayman al Zawahiri. Con él al frente, Al Qaeda ha profundizado en su descentralización, con un núcleo central oculto en algún lugar entre Pakistán y Afganistán y varias filiales desplegadas por todo el mundo que han ido aumentando su protagonismo conforme el paso de los años.
Este grupo terrorista fue fundando a finales de la década de 1980 y ha sufrido varios golpes de importancia en los últimos años que incluyen la muerte de varios de sus líderes como su ‘número dos’, Abú Muhamad al Masri, en agosto de 2020 en Irán durante una operación en Israel. También perdió a Hamza bin Laden, el hijo predilecto de su fundador y al que se cree que Al Qaeda le tenía reservado un puesto de gran importancia de cara al futuro.
A pesar de estos reveses, los expertos en terrorismo advierten de que Al Qaeda está lejos de estar vencida y que sigue siendo una amenaza a la que prestar atención. La muerte de su líder, Bin Laden, en 2011 y la irrupción desde 2014 del Estado Islámico, su propia escisión en Irak y Siria, no suponen ningún retroceso para este grupo terrorista.
Su líder, gravemente enfermo
La victoria de los talibanes hace menos de un mes en Afganistán ha sido recibida con júbilo en Al Qaeda. Sobre todo porque su actual líder Al Zawahiri, podría estar gravemente enfermo. Incluso se llegó a especular con su muerte hace unos meses.
El comité de la ONU encargado de realizar un seguimiento de las sanciones a Al Qaeda y al Estado Islámico resalta en su último informe de julio que Al Zawahiri «está vivo pero no se encuentra bien». En el mismo informe se sostiene que en el último vídeo en el que apareció Al Zawahiri, el pasado mes de marzo, amenazando a Birmania por la represión contra los musulmanes, se usaron «imágenes más antiguas» de él y que «no hizo más que alimentar los rumores sobre su declive o fallecimiento».
El actual líder de Al Qaeda no se ha pronunciado públicamente sobre la vuelta al poder de los talibanes en Afganistán. El grupo terrorista sí que lanzó un mensaje el pasado 31 de agosto celebrando la victoria del movimiento talibán, dos después de la caída de Kabul y una vez completada la salida de Estados Unidos.
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, aseguró que la permanencia de las tropas norteamericanas no tenía sentido por el acuerdo alcanzado por la Administración de Donald Trump con los talibanes y que la misión de acabar con Al Qaeda se había conseguido. Pero los expertos defienden lo contrario.
Al Qaeda y los talibanes
Los talibanes se comprometieron con Trump en febrero de 2020 a romper con Al Qaeda e impedir desde Afganistán se lanzaran ataques contra Estados Unidos y sus aliados. Pero esta ruptura con el grupo terrorista todavía no se ha producido y sus milicianos siguen en el país.
La ONU afirma que Al Qaeda «está presente en al menos 15 provincias afganas, principalmente en las regiones oriental, meridional y sudoriental». También sostiene que «opera bajo la protección de los talibán desde las provincias de Kandahar, Helmand y Nimruz» a través su filial creada en 2014 en el subcontinente indio (AQSI) que incluye Afganistán.
Los lazos entre Al Qaeda y el movimiento talibán se han ido reforzando en estos 20 años y no se prevé ninguna desunión. Osama Bin Laden juró en 1997 lealtad al mulá Omar, líder de los talibanes, como ‘comandante de los fieles’. Tras su muerte, Al Zawahiri también hizo lo propio.
También se han producido matrimonios entre uno y otro grupo. Se cree que el mulá Omar se casó con una hija de Bin Laden y que el líder de Al Qaeda convirtió en su cuarta esposa a una de las hijas del fundador de los talibanes.
Al Qaeda poco tiene que ver con lo que fue en 2001 tras atentar en suelo estadounidense. En aquel año sus fuerzas estaban concentradas en Afganistán y Pakistán. También contaba con cierta presencia en África Oriental, donde en 1998 atacó a las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania. Además, en 2000 atentó contra el destructor norteamericano ‘USS Cole’ en el puerto yemení de Adén.
Sus líderes tuvieron que huir a Pakistán o a Irán por los bombardeos que impulsó George W. Bush en Afganistán tras los atentados del 11S. Osama Bin Laden y el resto de dirigentes, como su ‘número dos’, Al Zawahiri, tuvieron adaptarse a sus escondites y evolucionar hacia una organización descentralizada hasta la ‘hidra’ en la que se ha convertido hasta hoy.
El objetivo principal de Al Qaeda, según el propio Bin Laden, era el «enemigo lejano», en este caso Estados Unidos. Pero el grupo terrorista cambió de estrategia tras la llegada de la ‘Primavera Árabe’: se dejó al país norteamericano en un segundo plano para centrarse en el «enemigo cercano»: los gobiernos de los países musulmanes a los que había que derrocar para llegar al fin último de instaurar un califato a nivel mundial.
En 2007 comenzó la expansión de Al Qaeda a través de sus filiales en diferentes lugares. Ese mismo año se fundó Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) y Al Qaeda en Irak (AQI) de la mano del jordano Abú Musab al Zarqaui. Dos años después se crea Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) y en 2012 el grupo somalí Al Shabaab se convierte también en filial.
En 2014 Al Zawahiri anuncia la creación de Al Qaeda en el Subcontinente Indio (AQSI) y en 2017 nace el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), una coalición de cuatro organizaciones activas en el Sahel y que tiene entre sus integrantes a AQMI. Además, en Siria existe a día de hoy una filial oficial, Hurras al Din.
Estas filiales se aprovechan del malestar de la población local con el gobierno de turno para presentar como una alternativa de Gobierno. Esto provoca que los objetivos de este grupo terrorista sean las fuerzas de seguridad y las autoridades de la zona.
Estado Islámico, su escisión
Esta descentralización de Al Qaeda ha conllevado también que haya dos escisiones en su organización. Una de ellas es la de Estado Islámico, fundado en 2014, y que fue declarado como su enemigo a nivel mundial. En 2016 surgió el Frente al Nusra, filial del grupo en Siria tras la ruptura con Abu Bakr al Baghadadi y que actualmente opera bajo el nombre Hayat Tahrir al Sham.
Al Qaeda cuenta hasta la fecha con 40.000 combatientes repartidos por todo el mundo, según sostienen los expertos. De entre ellos, 400 y 600 forman parte de lo que se autodenomina Al Qaeda Central.
Alí Soufan es ex agente del FBI y experto en el grupo terrorista. Defiende que Al Qaeda es ahora «como una hidra, una serpiente con muchas cabezas». «Está más dispersa geográficamente y está centrada en cuestiones locales a través de filiales», afirma en una entrevista a CTC Sentinel.
«Pero ese enfoque puede cambiar. Al Qaeda sigue teniendo una aspiración internacional, no nos confundamos. Así que por que la Al Qaeda actual no haya atacado Estados Unidos u Occidente no significa que eso no pueda cambiar», apostilla Soufan.